La noticia de última hora es el avión de la NASA alimentado por energía solar que bate el récord de altura de vuelo para un vehículo que utiliza ese tipo de energía. John Hazel se encuentra en Miami. La CIA piensa que un terrorista de Al Qaeda se encuentra en Florida. No se conoce su identidad, por lo que no espera encontrar nada. De todas formas, aunque han demostrado ser capaces de mucho, al fin y al cabo no son tan peligrosos. Cuando Hazel entró en la CIA sí había tensión: Guerra Fría, espionaje, etc. Ahora parece más bien un policía de barrio que un agente de la CIA. “No sé ni para qué nos envían sabiendo que no vamos a encontrar nada. ¿De verdad quieren que investiguemos a todos estos? Ya ves, un puñado de inmigrantes que no tienen otra preocupación que ganarse la vida. Mire, Yasser Ali, 42 años, barrendero. ¿Antecedentes? Atracó una simple licorería cuando tenía 18 años. ¡Vaya peligro! Y éste... Mohammed Atta, estudió en El Cairo y Hamburgo, ni si quiera tiene antecedentes.” Hazel mira al hombre que le habla así con una mirada de “tienes razón, pero es tu trabajo”. Entonces, suena el teléfono móvil. Hazel piensa “¿Para qué nos darían estos cacharros? Ahora si que no nos van a dejar en paz.”
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- Hazel.
- Buenos días, agente Hazel.
- Buenos días, ¿con quién tengo el placer de hablar?
- Mi nombre es Francis Niemann.
- Y bien, señor Niemann, ¿qué quiere de mí?
- Dispongo de información de vital importancia para su gente.
- ¿Sí? -hace una señal para que empiecen a localizar la llamada- ¿Y cuál es esa información para que sea tan importante para los EEUU?
- Se equivoca. No es una información de vital importancia para los EEUU, sino para toda la humanidad. Y por cierto, no intente localizar este aparato, no lo conseguirá.
- Vaya, un tipo que se cree listo. Pero si no quiere ser localizado será mejor que cuelgue, porque este cacharro encuentra cualquier teléfono que se encuentre debajo de nuestros satélites.
- Yo no he dicho que no quiera ser localizado, sólo digo que es inútil intentarlo. Usted mismo lo ha dicho: localizan cualquier teléfono que esté por debajo de ellos. Pero desde lo que le hablo no es exactamente un teléfono, aunque concuerda con la idea de comunicarse a distancia y, desde luego, no está debajo de sus satélites.
- Señor, -dice un hombre- el sistema es incapaz de triangular la señal. Ni siquiera obtenemos la torre de comunicación que nos redirige la llamada.
- Señor Niemann, ¿es usted algún graciosillo? Porque no tengo tiempo que perder con ningún informático con demasiado tiempo libre.
- Ahora en serio, agente Hazel. No estoy de guasa. En cuanto cuelgue le enviaré unas coordenadas. Envíelas tal cual a algún contacto suyo en la NASA. Cuando éste hombre le diga que esto no es una broma, usted le responderá que el señor Niemann representa a aquellos que van a llegar a la Tierra y necesita permiso del gobierno de los EEUU para aterrizar dentro de 2 días cn un pequeño avión, por llamarlo así, en Nueva York, cerca de la sede de la ONU. Mañana lo llamaré para saber si dispongo de ese permiso y concretar todo.
Cuando la conversación termina, Hazel se queda perplejo. Empieza a dudar hasta que piensa que no pierde nada. Llama a su contacto en la NASA.
- John, ¿qué tal?
- Ya veremos, Michael, necesito que me mires estas coordenadas que me ha dado un contacto. Te las leo tal como me las ha dado, que ya sabes que no entiendo nada sobre estas cosas.
- Espera un momento. Estos aparatos son muy delicados.
Hazel va dictando el mensaje, mientras que el otro hombre las va copiando en el ordenador.
- Esto puede tardar un buen rato, espero que no me hagas perder el tiempo.
- Pues no te prometo nada -cuelga-. Bueno, a seguir con lo nuestro. No sé ni por qué he llamado.
- ¿Qué pasa señor?
- Nada, un pirado. Creo...
Pasan los minutos hasta que el teléfono suena. Es el contacto de la NASA. Se oye mucho jaleo.
- ¿Michael?
- John -alterado-, creo que cuando me diste esas coordenadas se te olvidó darme el pequeño dato de que era una maldita flota lo que venía hacia aquí.
- ¿Una flota? ¿Qué demonios dices?
- John, a ver, puede que pienses que estoy loco por preguntarte esto, pero ¿comentó algo aquel contacto tuyo sobre su procedencia?
- Entonces, ¿es cierto? A ver -agitándose como si creyera estar soñando-, ¿dices que me acaba de llamar un maldito extraterrestre? Tienes que informar a tus superiores inmediatamente y confirmarlo. Si es así, haced las llamadas que sean necesarias. Dice que estará aquí pasado mañana, y que si los EEUU se lo permiten, se dirigirá a las Naciones Unidas.
- Estamos en ello. Pero créeme, tengo un telescopio mirando hacia las coordenadas que me has dado y las imágenes no dan lugar a dudas.
17 de agosto de 2001
Asamblea General de la ONU, Nueva York. Los jefes de Estado y de Gobierno de las naciones de la Tierra se reúnen en un pleno extraordinario. A la palestra acaba de subir un hombre, en principio común, pero cuya ropa es extraña, de estilo futurista. Es Francis Niemann, representante de la flota que orbita ya la Tierra.
- Lo primero que me gustaría hacer es agradecer, en nombre de mi gente, la recepción que nos habéis dado. El miedo habría sido una respuesta lógica, pero la Tierra ha demostrado ser abierta: han demostrado ustedes su voluntad por el encuentro. Mi gente y yo procedemos del cuarto planeta del sistema que ustedes nombran Gliese 581, a unos 20 años luz de su planeta. Entiendo que las dudas sobre nuestra tecnología, nuestra biología y otros muchos aspectos serán muchas, pero he de advertir que nuestra misión no es de colaboración tecnológica. No pretendemos mejorar sus calidades de vida, entre otros motivos porque muchos problemas no los podríamos resolver debido a las diferencias entre nuestra biología. Han de saber que esta no es nuestra apariencia real, sino que son vestimentas protectoras para las que hemos elegido esta apariencia más familiar para ustedes. Nuestra misión aquí es de advertencia, y de apoyo militar. Mi gente y yo no representamos la legalidad vigente en nuestro hogar. Nosotros somos la rebelión, somos considerados criminales. ¿La causa? No aceptamos una solución si ésta significa un genocidio en otro planeta. Nuestro problema -mientras se levanta el ruido en la asamblea-, señores, es un cambio climático que está haciendo la vida en nuestro planeta muy difícil. El clima se ha vuelto extremadamente frío, y los recursos empiezan a escasear. Nuestra gente está en una situación desesperada, y como siempre ocurre en las crisis, los tiranos aprovechan prometiendo soluciones fáciles, ganándose al pueblo y consiguiendo un poder ilimitado. Así, uno de los nuestros consiguió alzarse con el poder, y desde entonces gobierna nuestra nación como un dictador, y prepara la invasión de este planeta y la absoluta aniquilación de la especie humana. Dentro de como mucho 5 años una flota militar llegará a la Tierra con esa misión. Algunos negamos que nuestra única solución sea una matanza, pero ya es tarde para evitarlo desde dentro. Por ello, hemos venido aquí para armaros, apoyaros, y construir sistemas defensivos que puedan rechazar la invasión. Tras ello, volveremos a nuestro planeta y buscaremos soluciones racionales al problema, devolviendo la soberanía al pueblo y demostrando que afrontar un problema es mucho más efectivo, aunque no más fácil, que huir de él. Para llevar a cabo esta misión requiero el apoyo de todas y cada una de las naciones de la Tierra. Muchos de sus países se encuentran enemistados, y sus intereses han chocado más de una vez, pero desde hoy hasta el día en que acabe esta locura, deben olvidar sus diferencias y trabajar juntos. Con nuestra ayuda evitarán la completa destrucción de su civilización. Pido al Consejo de Seguridad que convoque una reunión urgente para esta misma tarde, en la que mi hermana Mir, jefa de ingenieros; el comandante supremo de nuestro ejército, el general Seratram; y yo, como líder político de los rebeldes, explicaremos nuestro plan para rechazar la flota enemiga. Muchas gracias, y espero una gran colaboración por parte de este planeta.
La sala permanece en silencio, mientras todos lo gobernantes mundiales permanecen atónitos ante la dramática noticia. Niemann abandona el lugar. Esa tarde, los líderes de los países miembros del Consejo de Seguridad se reúnen con Niemann y su gente.
- Buenas tardes señores. Sé que ha sido poco tiempo para asimilar una noticia de esta magnitud, pero el tiempo apremia. Por eso, sin más dilación, les explicaremos el plan.
- Perdone -interrumpe el primer ministro de Reino Unido-, pero creo que no estaría mal que supiéramos algo más sobre ustedes antes de nada,
- Señor Blair, créame, me encantaría sentarme con ustedes a charlar sobre nuestra civilización, de los progresos que podríamos hacer aquí en la Tierra, pero no es una prioridad. No sé si le ha quedado muy claro, pero su gente está en peligro. No me malinterprete, no tengo intención ninguna de ofenderlo, pero hemos de centrarnos. Mir...
- Buenos días señores. Mi nombre es Mir Keras, y soy la jefa del Equipo de Ingenieros. Fui oficial del Cuerpo de Ingenieros en nuestro planeta hasta que los desertores fuimos expulsados. Por ello, conozco perfectamente la maquinaria de guerra del enemigo, y conozco a fondo los puntos débiles de las naves de la Flota. En base a dichos conocimientos, hemos desarrollado un arma capaz de neutralizar un gran porcentaje de las naves que vayan acercándose al planeta. Estudiamos que hasta un 60% del ejército invasor caería. Nos gustaría evitar esa masacre, pero es necesaria. Tras ello, lo lógico será un rendición incondicional del resto del ejército, porque nuestras fuerzas, unidas a las suyas, las superarían ya claramente. Para asegurarnos de ello, armaremos y entrenaremos a sus tropas. En caso de que los invasores no se rindan, lo cual dudo, estarán preparados para rechazarlos. Dejo la palabra al general Seratram para que detalle este aspecto.
- Gracias cariño. Bueno, en caso de que las naciones de la Tierra nos den su aprobación, mañana mismo comenzaremos el rearme de sus ejércitos con nuestra tecnología. En todas las unidades aceptarán a algunos de los nuestros. A todo general se le asignará a uno de los nuestros para dar consejo y se le dará autoridad sobre su unidad. Sólo con estas concesiones por parte de las fuerzas armadas de todos los países podremos rechazar efectivamente un ataque en caso de que todo no vaya como esperamos. Nuestras armas se diferencian de las suyas sobretodo en el nivel tecnológico, en cuando a tipos de armas, y táctica, las diferencias son mínimas. En el periodo desde ya mismo hasta cuando el enemigo llegue, sus ejércitos estarán perfectamente preparados y familiarizados con nuestra tecnología. Eso es todo, espero haber sido breve pero preciso.
- ¿Alguna pregunta -dice Niemann-?
El silencio se hace en la sala, hasta que Rumsfeld, Secretario de Defensa americano, alza la voz.
- Señores, estamos todos desconcertados, no tenemos ni idea de quiénes son, y desde luego sería estúpido no aceptar sus condiciones. Está claro que sólo ustedes sabrían combatir contra esto. Señor Presidente -a Bush, que asiente-, señores líderes de otros países, yo lo tengo claro...
Poco a poco todos y cada uno de los líderes de los países en el Consejo van aceptando, y tras la reunión se manda un mensaje a los países no miembros con la petición de colaboración. Niemann, Seratram y Keras suben a la pequeña nave en la que aterrizaron y ésta despega. Seratram mira a Niemann.
- Francis, sigo pensando que no deberíamos mentirles. Podemos cumplir perfectamente la misión diciéndoles la verdad. Así nos arriesgamos a que si nos descubren dejen de colaborar. Dejemos que vean lo que somos, y tendrán que aceptarnos como somos.
- Como se nota que no sabes mucho sobre los terrícolas. No comprenderían y querrían hacer las cosas a su manera, nos mirarían como a monstruos y nos despreciarían. Todo el plan se iría a la mierda.
- Los subestimas, deberíamos iniciar el Proyecto “Revelación”.
No, eres tú quien subestimas su furia, y ésta se centraría en nosotros tras conocer “Revelación”. Tenemos que ganarnos su confianza, de eso trata el Proyecto “Mercurio”.
- Buenos días, agente Hazel.
- Buenos días, ¿con quién tengo el placer de hablar?
- Mi nombre es Francis Niemann.
- Y bien, señor Niemann, ¿qué quiere de mí?
- Dispongo de información de vital importancia para su gente.
- ¿Sí? -hace una señal para que empiecen a localizar la llamada- ¿Y cuál es esa información para que sea tan importante para los EEUU?
- Se equivoca. No es una información de vital importancia para los EEUU, sino para toda la humanidad. Y por cierto, no intente localizar este aparato, no lo conseguirá.
- Vaya, un tipo que se cree listo. Pero si no quiere ser localizado será mejor que cuelgue, porque este cacharro encuentra cualquier teléfono que se encuentre debajo de nuestros satélites.
- Yo no he dicho que no quiera ser localizado, sólo digo que es inútil intentarlo. Usted mismo lo ha dicho: localizan cualquier teléfono que esté por debajo de ellos. Pero desde lo que le hablo no es exactamente un teléfono, aunque concuerda con la idea de comunicarse a distancia y, desde luego, no está debajo de sus satélites.
- Señor, -dice un hombre- el sistema es incapaz de triangular la señal. Ni siquiera obtenemos la torre de comunicación que nos redirige la llamada.
- Señor Niemann, ¿es usted algún graciosillo? Porque no tengo tiempo que perder con ningún informático con demasiado tiempo libre.
- Ahora en serio, agente Hazel. No estoy de guasa. En cuanto cuelgue le enviaré unas coordenadas. Envíelas tal cual a algún contacto suyo en la NASA. Cuando éste hombre le diga que esto no es una broma, usted le responderá que el señor Niemann representa a aquellos que van a llegar a la Tierra y necesita permiso del gobierno de los EEUU para aterrizar dentro de 2 días cn un pequeño avión, por llamarlo así, en Nueva York, cerca de la sede de la ONU. Mañana lo llamaré para saber si dispongo de ese permiso y concretar todo.
Cuando la conversación termina, Hazel se queda perplejo. Empieza a dudar hasta que piensa que no pierde nada. Llama a su contacto en la NASA.
- John, ¿qué tal?
- Ya veremos, Michael, necesito que me mires estas coordenadas que me ha dado un contacto. Te las leo tal como me las ha dado, que ya sabes que no entiendo nada sobre estas cosas.
- Espera un momento. Estos aparatos son muy delicados.
Hazel va dictando el mensaje, mientras que el otro hombre las va copiando en el ordenador.
- Esto puede tardar un buen rato, espero que no me hagas perder el tiempo.
- Pues no te prometo nada -cuelga-. Bueno, a seguir con lo nuestro. No sé ni por qué he llamado.
- ¿Qué pasa señor?
- Nada, un pirado. Creo...
Pasan los minutos hasta que el teléfono suena. Es el contacto de la NASA. Se oye mucho jaleo.
- ¿Michael?
- John -alterado-, creo que cuando me diste esas coordenadas se te olvidó darme el pequeño dato de que era una maldita flota lo que venía hacia aquí.
- ¿Una flota? ¿Qué demonios dices?
- John, a ver, puede que pienses que estoy loco por preguntarte esto, pero ¿comentó algo aquel contacto tuyo sobre su procedencia?
- Entonces, ¿es cierto? A ver -agitándose como si creyera estar soñando-, ¿dices que me acaba de llamar un maldito extraterrestre? Tienes que informar a tus superiores inmediatamente y confirmarlo. Si es así, haced las llamadas que sean necesarias. Dice que estará aquí pasado mañana, y que si los EEUU se lo permiten, se dirigirá a las Naciones Unidas.
- Estamos en ello. Pero créeme, tengo un telescopio mirando hacia las coordenadas que me has dado y las imágenes no dan lugar a dudas.
17 de agosto de 2001
Asamblea General de la ONU, Nueva York. Los jefes de Estado y de Gobierno de las naciones de la Tierra se reúnen en un pleno extraordinario. A la palestra acaba de subir un hombre, en principio común, pero cuya ropa es extraña, de estilo futurista. Es Francis Niemann, representante de la flota que orbita ya la Tierra.
- Lo primero que me gustaría hacer es agradecer, en nombre de mi gente, la recepción que nos habéis dado. El miedo habría sido una respuesta lógica, pero la Tierra ha demostrado ser abierta: han demostrado ustedes su voluntad por el encuentro. Mi gente y yo procedemos del cuarto planeta del sistema que ustedes nombran Gliese 581, a unos 20 años luz de su planeta. Entiendo que las dudas sobre nuestra tecnología, nuestra biología y otros muchos aspectos serán muchas, pero he de advertir que nuestra misión no es de colaboración tecnológica. No pretendemos mejorar sus calidades de vida, entre otros motivos porque muchos problemas no los podríamos resolver debido a las diferencias entre nuestra biología. Han de saber que esta no es nuestra apariencia real, sino que son vestimentas protectoras para las que hemos elegido esta apariencia más familiar para ustedes. Nuestra misión aquí es de advertencia, y de apoyo militar. Mi gente y yo no representamos la legalidad vigente en nuestro hogar. Nosotros somos la rebelión, somos considerados criminales. ¿La causa? No aceptamos una solución si ésta significa un genocidio en otro planeta. Nuestro problema -mientras se levanta el ruido en la asamblea-, señores, es un cambio climático que está haciendo la vida en nuestro planeta muy difícil. El clima se ha vuelto extremadamente frío, y los recursos empiezan a escasear. Nuestra gente está en una situación desesperada, y como siempre ocurre en las crisis, los tiranos aprovechan prometiendo soluciones fáciles, ganándose al pueblo y consiguiendo un poder ilimitado. Así, uno de los nuestros consiguió alzarse con el poder, y desde entonces gobierna nuestra nación como un dictador, y prepara la invasión de este planeta y la absoluta aniquilación de la especie humana. Dentro de como mucho 5 años una flota militar llegará a la Tierra con esa misión. Algunos negamos que nuestra única solución sea una matanza, pero ya es tarde para evitarlo desde dentro. Por ello, hemos venido aquí para armaros, apoyaros, y construir sistemas defensivos que puedan rechazar la invasión. Tras ello, volveremos a nuestro planeta y buscaremos soluciones racionales al problema, devolviendo la soberanía al pueblo y demostrando que afrontar un problema es mucho más efectivo, aunque no más fácil, que huir de él. Para llevar a cabo esta misión requiero el apoyo de todas y cada una de las naciones de la Tierra. Muchos de sus países se encuentran enemistados, y sus intereses han chocado más de una vez, pero desde hoy hasta el día en que acabe esta locura, deben olvidar sus diferencias y trabajar juntos. Con nuestra ayuda evitarán la completa destrucción de su civilización. Pido al Consejo de Seguridad que convoque una reunión urgente para esta misma tarde, en la que mi hermana Mir, jefa de ingenieros; el comandante supremo de nuestro ejército, el general Seratram; y yo, como líder político de los rebeldes, explicaremos nuestro plan para rechazar la flota enemiga. Muchas gracias, y espero una gran colaboración por parte de este planeta.
La sala permanece en silencio, mientras todos lo gobernantes mundiales permanecen atónitos ante la dramática noticia. Niemann abandona el lugar. Esa tarde, los líderes de los países miembros del Consejo de Seguridad se reúnen con Niemann y su gente.
- Buenas tardes señores. Sé que ha sido poco tiempo para asimilar una noticia de esta magnitud, pero el tiempo apremia. Por eso, sin más dilación, les explicaremos el plan.
- Perdone -interrumpe el primer ministro de Reino Unido-, pero creo que no estaría mal que supiéramos algo más sobre ustedes antes de nada,
- Señor Blair, créame, me encantaría sentarme con ustedes a charlar sobre nuestra civilización, de los progresos que podríamos hacer aquí en la Tierra, pero no es una prioridad. No sé si le ha quedado muy claro, pero su gente está en peligro. No me malinterprete, no tengo intención ninguna de ofenderlo, pero hemos de centrarnos. Mir...
- Buenos días señores. Mi nombre es Mir Keras, y soy la jefa del Equipo de Ingenieros. Fui oficial del Cuerpo de Ingenieros en nuestro planeta hasta que los desertores fuimos expulsados. Por ello, conozco perfectamente la maquinaria de guerra del enemigo, y conozco a fondo los puntos débiles de las naves de la Flota. En base a dichos conocimientos, hemos desarrollado un arma capaz de neutralizar un gran porcentaje de las naves que vayan acercándose al planeta. Estudiamos que hasta un 60% del ejército invasor caería. Nos gustaría evitar esa masacre, pero es necesaria. Tras ello, lo lógico será un rendición incondicional del resto del ejército, porque nuestras fuerzas, unidas a las suyas, las superarían ya claramente. Para asegurarnos de ello, armaremos y entrenaremos a sus tropas. En caso de que los invasores no se rindan, lo cual dudo, estarán preparados para rechazarlos. Dejo la palabra al general Seratram para que detalle este aspecto.
- Gracias cariño. Bueno, en caso de que las naciones de la Tierra nos den su aprobación, mañana mismo comenzaremos el rearme de sus ejércitos con nuestra tecnología. En todas las unidades aceptarán a algunos de los nuestros. A todo general se le asignará a uno de los nuestros para dar consejo y se le dará autoridad sobre su unidad. Sólo con estas concesiones por parte de las fuerzas armadas de todos los países podremos rechazar efectivamente un ataque en caso de que todo no vaya como esperamos. Nuestras armas se diferencian de las suyas sobretodo en el nivel tecnológico, en cuando a tipos de armas, y táctica, las diferencias son mínimas. En el periodo desde ya mismo hasta cuando el enemigo llegue, sus ejércitos estarán perfectamente preparados y familiarizados con nuestra tecnología. Eso es todo, espero haber sido breve pero preciso.
- ¿Alguna pregunta -dice Niemann-?
El silencio se hace en la sala, hasta que Rumsfeld, Secretario de Defensa americano, alza la voz.
- Señores, estamos todos desconcertados, no tenemos ni idea de quiénes son, y desde luego sería estúpido no aceptar sus condiciones. Está claro que sólo ustedes sabrían combatir contra esto. Señor Presidente -a Bush, que asiente-, señores líderes de otros países, yo lo tengo claro...
Poco a poco todos y cada uno de los líderes de los países en el Consejo van aceptando, y tras la reunión se manda un mensaje a los países no miembros con la petición de colaboración. Niemann, Seratram y Keras suben a la pequeña nave en la que aterrizaron y ésta despega. Seratram mira a Niemann.
- Francis, sigo pensando que no deberíamos mentirles. Podemos cumplir perfectamente la misión diciéndoles la verdad. Así nos arriesgamos a que si nos descubren dejen de colaborar. Dejemos que vean lo que somos, y tendrán que aceptarnos como somos.
- Como se nota que no sabes mucho sobre los terrícolas. No comprenderían y querrían hacer las cosas a su manera, nos mirarían como a monstruos y nos despreciarían. Todo el plan se iría a la mierda.
- Los subestimas, deberíamos iniciar el Proyecto “Revelación”.
No, eres tú quien subestimas su furia, y ésta se centraría en nosotros tras conocer “Revelación”. Tenemos que ganarnos su confianza, de eso trata el Proyecto “Mercurio”.
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