martes, 23 de marzo de 2010

La línea de la vida: Capítulo 2 "Un 2 de mayo cualquiera"

En una pequeña casa, una joven sirve un plato a Lucio, sentado.

- Señor, aquí está su comida.
- Muchas gracias. ¿Siguen los francos en la ciudad?
- Sí, señor, siguen los franceses.
- Para mí siempre serán asquerosos francos del Rin.

Se abre la puerta y entra un hombre.

- Venga rápido, tenemos que irnos.
- ¿Qué pasa, padre?
- El pueblo se ha levantado. Si nos estamos todavía en la ciudad cuando las tropas francesas empiecen inspeccionarla, el señor Lucio correrá peligro.
- No me podía esperar otra cosa -dice Lucio- de este pueblo. Casi tan valientes como era mi gente.
- Señor, siéntase orgulloso, pero tenemos que llevarlo. María, ve a por la silla.
- Vaya invento, la silla.
- No es un invento, señor, saqué la idea de un libro sobre Felipe II.

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